GANADERIA  

 

Servicio Estacionado

El servicio estacionado ordena las pariciones y permite realizar un adecuado manejo del rodeo. Todo el sistema debe apuntar a obtener un mayor porcentaje de destete y terneros más pesados de manera sustentable en el tiempo.

En épocas pasadas los toros permanecían con las vacas todo el año y poco a poco el hombre se dio cuenta que el grueso de las pariciones ocurría naturalmente en determinados meses del año, según distintos factores biológicos y climáticos. Así, se fueron estableciendo épocas de parición cada vez más cortas, llegando a la conclusión de que 90 días de servicio era suficiente para obtener buenas pariciones. En un país con zonas de cría tan variadas, pretender establecer recetas para el servicio en cada una de ellas es imposible.

A pesar de que la cría se rige por similares principios básicos, su aplicación debe ajustarse a las características de cada zona y a la disponibilidad forrajera de cada establecimiento. Al hablar del servicio debemos considerar detenidamente varios aspectos:

Toros: si bien el tema se tratará con más detalle en otro artículo, hay que recalcar que deben estar sanos, con buen estado corporal, aplomos correctos, buena circunferencia escrotal, buen área pélvica, sin defectos genitales y libres de enfermedades (brucelosis, tuberculosis y venéreas).

Al seleccionar toros con mayor circunferencia escrotal lograremos una pubertad más temprana en sus hijas, lo que está relacionado con índices de preñez y parición más temprana en vaquillonas. Posteriormente seguirán pariendo temprano el resto de su trayectoria reproductiva elevando la fertilidad del rodeo, siempre y cuando se vigile la cadena forrajera. 

La selección por buen área pélvica ayudará a transmitir este carácter a las vaquillonas disminuyendo el riesgo de distocia, que se debe a 2 factores: área pélvica y peso del ternero al nacer. El primero se determina mediante un pelvímetro (objetivo) o a mano (subjetivo) en el momento del tacto preservicio. El segundo, usando toros con datos fidedignos de que pueden transmitir facilidad al parto; o usando toros de razas que dan terneros de bajo peso al nacer (Jersey o Criollo).

Fechas de servicio, duración y porcentaje de toros a usar: normalmente en el Nordeste de nuestro país los servicios empiezan entre el 1/9 y el 1/10; en la Pampa Húmeda del 15/10 al 1/11, en el Sur y Noroeste del 15/12 al 1/1. Algunos prefieren iniciar el servicio en vaquillonas 15 a 30 días antes que el de las vacas. 

En cuanto al porcentaje de toros a usar varía del 2 a 2,5 % en toros cebú o cruzas cebú y del 3 al 4 % en toros británicos o continentales. Los toros no se rotan; se sacan los que se estropean y se cambia o no, según el momento del servicio, la disponibilidad forrajera y/o estado corporal de las vacas, ya que con estos datos se puede calcular qué porcentaje de vientres ya está preñado.

Vaquillonas: la aparición de la pubertad depende más del peso, desarrollo y raza que de la edad del animal. A diferentes niveles alimentarios el celo se manifiesta primero en las vaquillonas mejor alimentadas. La gestación no deprime el ritmo de crecimiento, pero cambian sus hábitos de pastoreo, ingiriendo más pasto para satisfacer los requerimientos que demanda esa preñez. 

En las razas de carne, la dependencia del ternero de la leche materna es fundamental, pero por un período corto (3-4 meses). Por lo tanto, para que una vaquillona entre en servicio entre los 15 a 24 meses el crecimiento de peso debe ser lineal, sin períodos de carencia, y alcanzar la edad del entore cuando tenga el 65 % del peso de la vaca adulta. 

Una vez decidido el período de servicio, debemos seleccionar las vaquillonas desechando las inferiores y, como una opción, entorar el máximo posible (el ideal sería un 90 % de las terneras). Al hacer el tacto reponemos sólo con las preñadas de los primeros 30 días, descartando las vacías y vendiendo el resto de las preñadas con garantía de preñez, lo que nos dará un buen valor agregado.

Vacas: la primera gran medida es –previo a la iniciación del servicio– eliminar toda vaca preñada del tacto anterior y que no presenta cría al pie. El largo período de gestación en la vaca (280 días) significa que estará preñada la mayor parte del año. Si queremos un ternero cada 12 meses, sólo dispondremos de 75 a 90 días después del parto para que vuelva a quedar preñada. 

Esto ocurre en el peor momento: el amamantamiento frena la aparición del celo y el gasto energético generado por la lactancia produce pérdida del estado corporal con menor aparición de vacas alzadas. Si hay “celo” decimos que la vaca “cicla”, y si no, que está en “anestro”. El que una vaca cicle o no está íntimamente relacionado con la condición corporal, y ésta con la nutrición. 

Una técnica que nos da objetividad sobre la presencia de celo en el rodeo es hacer un tacto de anestro durante el servicio palpando sólo los ovarios. Si los ovarios “ciclan” no se hace nada y si están en anestro se puede implementar alguna forma de destete temporario (enlatado del ternero por unos 15 días o separación del ternero de la madre por 48 a 96 horas, etc.) o destete precoz (si la vaca está muy flaca) para lograr que entre en celo antes de terminar el servicio. 

Este trabajo debe realizarse no antes de los 60 días y no después de los 75 días posparto para evitar atrasos en la preñez. En la decisión final, aparte de la condición corporal, también debe considerarse la edad del animal (con primera cría, segunda cría y adultas con cría por diferencias en requerimientos), la disponibilidad forrajera y el tiempo que falta hasta la terminación del servicio. 

Cuanto menor sea cualquiera de éstas, más drástica deberá ser la medida a tomar si es que queremos que la vaca entre en celo y se preñe antes de retirar los toros.

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