Riego complementario
La incorporación del riego
complementario en la región está condicionada por:
- la disponibilidad de aguas de calidad apropiada
- la existencia de tierras aptas que justifiquen, con buenos
rendimientos, las inversiones y los costos que esta tecnología
requiere.
En general los sistemas de
clasificación de tierras para riego han sido concebidos para ser
usados en relevamientos de suelos a gran detalle y en áreas donde
el riego es un factor indispensable.
A excepción de un reciente trabajo
efectuado por la EEA INTA Manfredi (Córdoba) con el auspicio de
la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Recursos Naturales de
aquella provincia, no existe para el resto de la región una
clasificación de las tierras con fines de riego complementario.
Esta experiencia fue extendida al
resto de la región pampeana donde los estudios hidrogeológicos
previos indicaron la existencia de áreas promisorias para la
explotación de acuíferos. De esta forma, para la clasificación
de las tierras para riego complementario en cultivos extensivos de
cosecha se definió un esquema basado en la información contenida
en el Atlas de Suelos de la República Argentina, SAG y P-INTA,
1989, levantado a escala 1:500.000.
El sistema utilizado para definir
Grupos de Aptitud consistió en analizar pormenorizadamente las
Clases y Subclases de Capacidad de Uso (Sistema Americano de 8
clases) de cada una de las unidades taxonómicas surgidas del
atlas. Cada clase y subclase de capacidad de uso brinda información
sobre el tipo e intensidad de las limitantes.
El principio seguido
en el reagrupamiento consistió en dar un tratamiento diferencial
a cada una de ellas de acuerdo a si el tipo de limitante puede o
no ser eliminada o minimizada por la aplicación de riego. De esta
forma, una limitante climática deja de serlo o su intensidad pasa
a ser de grado menor. Lo mismo ocurre cuando una limitante de
suelo (s) se refiere a la baja capacidad de retención de humedad.
Sucede lo contrario con limitantes como la acumulación de sodio o
como resultante de un drenaje pobre (ws) que continúan siendo una
restricción a la producción aunque se riegue.
De esta forma, cada uno de las
factores o combinación de ellos, ya sea en el tipo o intensidad,
ha sido analizado en detalle permitiendo su agrupamiento en 5
Grupos de Aptitud para Riego Complementario:
Los tres primeros Grupos reúnen
tierras regables con grados crecientes de limitaciones, ya sea por
impedimentos intrínsecos del suelo o por mayores requerimientos
en cantidad y calidad de agua. Las diferencias entre estos tres
grupos deberían representar diferentes capacidades de pago de las
inversiones. Se los denominó para una mejor comprensión como
Altamente Aptas a las tierras del Grupo 1, Aptas a las del Grupo 2
y Moderadamente Aptas a las del grupo 3.
El Grupo 4 comprende a las tierras
con limitantes suficientemente severas como para condicionar la
capacidad de pago del suministro de riego a condiciones muy específicas
y deberán evaluarse en su oportunidad con mayor detalle. Se las
denomina como Aptas Condicionales.
La categoría 5 incluye aquellos
suelos no aptos para ser regados.
Cabe señalar que las unidades
cartográficas descriptas en el Atlas de Suelos, tomado como base,
son en general, a excepción de las Consociaciones, unidades
compuestas formadas por dos o más suelos. De esta forma las
unidades resultantes de la evaluación realizada, están
conformadas generalmente por dos o más grupos de tierras.
Fuente: SAGPyA, (1999).
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