Factores
claves para el éxito en Siembra Directa
Cobertura: Para que la Siembra
Directa exprese al máximo sus beneficios es necesario contar con
importantes niveles de cobertura, la cual es aportada por los
rastrojos de los cultivos. La presencia de este colchón de paja
guarda una relación muy estrecha con el uso eficiente del agua.
En primer lugar, los rastrojos protegen al suelo del impacto de la
gota de lluvia.
Hay que considerar que la energía almacenada en
cada gota se descarga sobre los residuos, en lugar de hacerlo
directamente sobre la superficie del suelo. Si ocurre este último
fenómeno (típico de lotes manejado con sistemas de labranza
convencional) los agregados superficiales estallan, diseminándose
sus partículas constitutivas. Esas partículas se depositarán
dentro de los poros del suelo, formándose una pequeña lámina de
suelo prácticamente impermeable, lo cual disminuye notoriamente
la infiltración.
Este fenómeno es conocido como «planchado»
o «sellado» del suelo. Por lo tanto, en sistemas en directa al
no ocurrir lo anteriormente expuesto la infiltración se ve
favorecida. En segundo término, la presencia de rastrojos en
superficie disminuye el escurrimiento del agua. En consecuencia,
los riesgos de erosión hídrica son menores. A su vez, ello hace
posible que más agua infiltre y menos se pierda hacia zonas bajas
del relieve.
La presencia de rastrojos también protege al suelo
de la acción erosiva del viento. Finalmente, la cobertura hace
que las pérdidas de agua por evaporación directa del suelo sean
mínimas. Así el agua que se encuentra almacenada será
aprovechada mayoritariamente por el cultivo que en ese momento se
esté desarrollando. La cobertura además, modifica las
condiciones de temperatura, luminosidad y humedad de los primeros
centímetros del suelo, favoreciendo la actividad de la micro y
mesofauna edáfica. También tendrá un efecto sobre la dinámica
poblacional de malezas.
Materia orgánica: La materia
orgánica es una fracción dentro de los componentes sólidos del
suelo. Su importancia es crucial en la productividad del recurso,
y en consecuencia es prioritario conservarla y en lo posible
aumentar su porcentaje. La materia orgánica interviene en el
ciclo de varios nutrientes, como ser nitrógeno y azufre,
impactando, de esta manera, en la fertilidad química del suelo.
Además, al presentar cargas eléctricas aumenta la capacidad de
intercambio catiónico, aspecto también relacionado con la
fertilidad. Por otro lado, algunas de sus fracciones más estables
se unen con las partículas del suelo formando agregados que son
la base de la estructura edáfica. Ello permitirá que el suelo
esté adecuadamente aireado y tenga una buena retención de
humedad.
La materia orgánica es además
sustrato para la meso y microfauna permitiendo de esta forma que
el suelo tenga vida. Un párrafo aparte merece el hecho que la
Siembra Directa es una actividad productiva que secuestra carbono,
disminuyendo las consecuencias del efecto invernadero. Ocurre que
las plantas cultivadas, para efectuar el proceso de fotosíntesis,
captan por sus estomas CO2 del aire y luego lo transforman en
sustancias orgánicas que retienen en su estructura el
carbono.
Como en Siembra Directa los
rastrojos quedan en superficie y las raíces en el perfil del
suelo sin ser violentamente oxidados por efecto de las labranzas,
los mismos pasarán a formar parte del suelo. Específicamente,
los rastrojos serán descompuestos inicialmente por la mesofauna y
seguidamente por los microorganismos del suelo, hasta convertirse
en materia orgánica edáfica estable.
Se logra así captar el C de
la atmósfera y secuestrarlo en el suelo. Como consecuencia, los
niveles de CO2 serán menores respecto a si se realiza una
agricultura tradicional. La siembra directa, vista de esta manera
es una actividad que contribuye a contrarrestar el recalentamiento
del planeta, haciéndolo cada vez más habitable. Esta es una
muestra más del compromiso con el medioambiente.
Rotación
de cultivos: La Siembra Directa como sistema de
producción sustentable, competitivo y rentable, utiliza a las
rotaciones como una de las herramientas importantes y válidas
para potenciar el funcionamiento de los agroecosistemas y
habilitar así el camino del crecimiento empresarial. En términos
generales, la rotación de cultivos tiene varias ventajas respecto
a la realización de monocultivos.
Específicamente,
permite una diversificación de los riesgos productivos, ya que
las condiciones ambientales pueden ser desfavorables para un
cultivo, pero es poco probable que lo sea para los demás cultivos
integrantes de la rotación, que están sembrados en otros lotes.
Además, la alternancia espacial y temporal de cultivos tiene un
efecto inhibitorio sobre muchos patógenos. Es decir, que un patógeno
al no encontrar al hospedante adecuado ve interrumpido su ciclo y
no tiene oportunidad de prosperar, disminuyendo la cantidad de inóculo
presente en el lote.
Con las malezas
y los insectos plaga ocurre algo similar; específicamente al ir
modificando anualmente el ambiente estos organismos no logran
encontrar un nicho estable que permita un aumento muy importante
de su densidad poblacional. En consecuencia, malezas y plagas se
mantienen en niveles medios a bajos y totalmente manejables con un
manejo integrado.
Desde el punto de vista de la fertilidad química
de los suelos, las rotaciones permiten un uso de nutrientes más
balanceados, comparado con la monocultura, evitando desequilibrios
químicos de importancia. En el caso particular de la Siembra
Directa, las rotaciones también influyen en lo que ocurre de la
superficie del suelo hacia abajo, principalmente en lo que a
estructura de suelo se refiere.
Ocurre que los
distintos sistemas radiculares de los cultivos exploran distintos
estratos del perfil, permitiendo una colonización del suelo con
raíces. Además, cada tipo de raíz genera una clase determinada
de poros, los cuales según su tamaño tendrán funciones de
aireación, ingreso del agua al perfil, almacenamiento, o
funciones mixtas. Así una raíz de alfalfa generará macroporos
que alcanzarán una profundidad importante, llegando en muchos
casos hasta la napa. En cambio, un cultivo de trigo desarrolla un
sistema radical en cabellera, ocupando principalmente los primeros
centímetros del suelo.
El cultivo de maíz
o sorgo tiene raíces también en cabellera, pero mucho más
agresivas y profundas. Al descomponerse las raíces por actividad
de los microorganismos quedan formados los poros, los cuales
presentan una estabilidad alta y una continuidad espacial.
En síntesis,
hay que practicar rotaciones diversificadas para alcanzar todos
los beneficios ya comentados. Además hay que ajustar la
intensidad de la rotación a la realidad climática de cada zona,
principalmente a la disponibilidad de agua. La intensidad hace
referencia a la cantidad de cultivos en un ciclo de años. La
rotación será más intensa cuanto más cultivos se realicen en
un número determinado de años. Hay que encontrar la intensidad
justa, ya que si la misma es más baja se estarán desaprovechando
oportunidades de obtener mayor rentabilidad y no se utilizaría
toda el agua almacenada.
Por el
contrario, si la intensidad es excesiva los riesgos productivos
serán altos, ya que para las condiciones promedio de la zona el
agua no será suficiente para obtener altas producciones en todos
los cultivos.
Fertilización: El sistema de
siembra directa no promueve la oxidación de la materia orgánica,
por el contrario una de sus principales ventajas está dada por el
incremento del porcentaje de la misma. Ello hace necesario que
nutrientes provenientes de la materia orgánica sean aportados en
forma de fertilizantes.
Además, hay que
considerar que con los granos, la carne o la leche se van muchos
elementos que estaban presentes en el suelo. En consecuencia, hay
que pensar en fertilizar al suelo y no tanto al cultivo. A pesar
de ello, sabemos que hay cultivos que responden más al agregado
de nutrientes que otros, por lo tanto, la fertilización debe
plantearse en la rotación.
Malezas: Con la siembra
directa toma una relevante importancia el concepto de barbecho químico.
El mismo consiste en el período de tiempo que media entre la
cosecha de un cultivo y las siembra del siguiente, durante el cual
se realizarán aplicaciones con herbicidas para el control de las
malezas. Es necesario tener en claro que las malezas presentes en
el barbecho consumirán agua y nutrientes.
En consecuencia,
es necesario controlarlas con tratamientos que incluyan herbicidas
totales, con la posibilidad del agregado de residuales. El control
en postemergencia es similar a los realizados en otros sistemas de
labranzas.
La siembra: Esta labor es la más
importante dentro del sistema. En este momento se define la
implantación del cultivo, la cual si resulta defectuosa tendrá
notable influencia negativa sobre el rendimiento final. Por lo
tanto es necesario contar con una sembradora que pueda colocar a
la semilla en un sector del suelo que posea las condiciones
indispensables para la germinación, emergencia y establecimiento
de la plántula.
Para
alcanzar este objetivo es necesario contar con una sembradora
eficiente y con operarios capacitados que sepan regular la máquina,
comprendiendo la importancia de esta temática.
La cosecha: En directa es bien
sabido que «la siembra de un cultivo comienza con la cosecha del
cultivo anterior». Es crucial prestarle mucha atención a esta
tarea, ya que tendrá repercusión en las condiciones de suelo que
se encuentren a la siembra del próximo cultivo de la rotación.
La distribución
de los rastrojos es fundamental, y deberá ser lo más homogénea
posible. Para ello la cosechadora deberá estar equipada con
distribuidor de granza y triturador de rastrojos en cola acordes
con este objetivo. Si la distribución es desuniforme se generan
distintas condiciones de suelo, lo que complica la regulación de
la sembradora.
Otro punto
fundamental durante la cosecha es el tránsito de los tractores
con los carritos. En general, hay que tratar que los mismos sólo
pisen la cabecera para evitar la formación de huellas ante
condiciones de suelo algo húmedo. Además es recomendable que la
maquinaria afectada a la tarea de cosecha esté equipada con neumáticos
de alta flotación.
Fuente: AAPRESID,1998.
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