GANADERIA  

      

¿Estamos haciendo bien los deberes en los Feedlots?

Nadie puede negar que el paisaje de nuestros campos ha cambiado en los últimos años. Antes era común ver a los costados de la ruta animales pastoreando, mientras que hoy vemos soja, bolsas blancas llenas de alimentos o corrales de engorde. Los campos han 
cambiado y los sistemas de producción ganadera, para bien o para mal, también han cambiado enormemente. 

Luego de un tímido intento, con la aparición de algunos feedlots en la década del '70, éstos desaparecieron, para retornar a principios de los '90 con algunos pocos que se animaron ante la buena relación grano/carne. Con esta reaparición de los engordes a corral en los '90 se produjo también un cambio espectacular hacia los sistemas de comercialización de la carne, al pasar a ser los supermercados los que definen la calidad y el precio de los cortes más caros. Las grandes cadenas de supermercados comenzaron a pedir uniformidad y terneza de la carne, creando una demanda linealmente creciente de terneras, vaquillonas y novillitos, para que sus clientes no encuentren diferencias en calidad en sus repetidas compras. Este nuevo hábito de compra, creado a través de los supermercados, se trasladó a las carnicerías tradicionales originando una necesidad de carne de animales provenientes de sistemas intensivos. Así, entonces, el feedlot se instaló con fuerza entre 1990 y 1995, consolidándose en la actualidad con encierres que se calculan alrededor de 1.500.000 cabezas en el año 2000.

Al principio fueron sólo invernadores que veían como, en un plazo de 90 días, se podían juntar con buena plata a través del engorde a corral de terneras. Más tarde también valorizaron la conveniencia técnico-económica de agregarle 180 kilos a campo a sus novillos y darles luego un golpe de terminación de 60 días a corral, valorizando así el kilo vendido y liberando pasto para categorías mucho más eficientes en su utilización. 
Los criadores, en tanto, comenzaron a verse beneficiados en los precios de venta ante una demanda que estaba dispuesta a pagar "lo que fuera" por sus terneros, hasta que se plantearon hacer ellos el negocio. 
Ante la falta de alternativas financieras o productivas más interesantes y ante márgenes de rentabilidad en dólares excelentes como por ejemplo en el '97 y '98, industriales e inversores también decidieron entrar en el negocio, con lo cual apareció una nueva alternativa: la "hotelería". 

Finalmente, y ante valores deprimidos de los granos, se terminaron de incorporar al negocio del engorde agricultores y acopiadores que vieron en el feedlot una forma de ponerle valor agregado a sus granos. 
Nuestra ganadería netamente pastoril, al no poder satisfacer las necesidades de matarifes y frigoríficas de contar con animales livianos de grasa blanca todo el año, deja paso finalmente a una nueva actividad ya hoy consolidada, el feedlot, de la que actualmente participan criadores, invernadores, agricultores, acopiadores e inversores provenientes de actividades no agropecuarias. Luego de ya 10 largos años de vida de esta nueva actividad todos nos deberíamos preguntar: ¿estamos haciendo bien los deberes en los feedlots? 

Instalaciones 
El término "feedlot" queda realmente grande en muchas situaciones, y quizás el término "engorde a corral" se aplique más a muchos casos en nuestro país. Por feedlot no se debería entender el "encerrar animales y tirarles comida", sino el estar hablando de todo un paquete tecnológico y de manejo que implica hacer sintonía fina en forma constante en las distintas áreas, teniendo en cuenta el alto capital puesto en juego en comida y animales. 

Los defectos que se observan en nuestros engordes intensivos son todavía numerosos y pasan por distintas áreas. En general se piensa más en la comida que en el confort animal y esto es un grave error ya que habría que preguntarse de qué sirve una dieta perfecta en el comedero si los animales no pueden llegar a ella por el barro. El barro sigue siendo el principal problema observado en la mayoría de los feedlots en nuestro país. Éste no es un problema fácil de solucionar ya que muchos feedlots se han instalado por razones diversas en zonas geográficas no adecuadas para realizar esta actividad. Basta ver feedlots instalados en la Cuenca del Salado, en suelos pesados sin ningún tipo de pendiente (natural o artificial), para imaginarse qué puede pasar con el tema pisos en años normales, o peor aún en años como éste, con un mes de mayo con el nivel más alto de lluvias de los últimos 100 años. Se debe tener siempre muy presente que "los animales comen para satisfacer sus necesidades energéticas, no para aumentar 1,5 kg por día para satisfacer al productor". Por lo tanto, no se trata solamente de preparar dietas, sino también, y muy especialmente, en brindarle al animal condiciones de confort para lograr que coma y aumente de peso. 

Las condiciones de barro extremas pueden llevar directamente al quebranto. Para tomar clara conciencia de esto, el barro en los corrales afecta el consumo de alimento, el aumento diario de peso vivo (ADPV) y la conversión. Con situaciones de corrales con más de 30 cm de barro, muy común en feedlots en la Argentina, los consumos caerán dramáticamente en un 30%, se necesitará un 25% más de comida para hacer 1 kg de carne y el aumento diario de peso caerá un 25%. 
Ahora bien, ¿pueden los sistemas de engorde a corral sobrevivir en el tiempo con este nivel de ineficiencia? Indudablemente no. Muchos han comprobado los nefastos efectos del barro y han abandonado sistemas de engorde a corral con comederos móviles dentro del corral, o bien fijos pero sin piso del lado de los animales o en la calle de alimentación, pero aún continúan con serios problemas en el lugar en el que se termina el piso de cemento, pasando a ser esa zona el área problema que limita el fácil acceso al piso de cemento y los comederos. 

La excesiva concentración de animales por corral, la falta de lomadas que les permitan descansar durante los temporales en áreas secas, y la falta de sombra para el verano son también deficiencias observadas en nuestros feedlots. Este último punto es usualmente menospreciado, pero existen numerosos ensayos de universidades y pruebas a campo que indican la importancia de ayudar a mantener la temperatura corporal dentro de límites razonables para que no caiga el consumo y, en consecuencia, el aumento diario. Trabajos realizados en la Universidad de Arizona, donde son comunes temperaturas de hasta 43 'C, mostraron que animales con buena sombra presentaron ganancias de peso un 20-25% superiores y una conversión un 14-20% más alta. Por otra parte, trabajos de la Universidad de Missouri mostraron que terneros Shorthorn ganaron 230 gramos más por día y necesitaron 0,49 kg menos de TND por lo de peso ganado a 10 'C que a 27 'C. 

Categorías de engorde 
En general ha existido una fuerte tendencia en los feedlots hacia el engorde de terneras, a pesar de que en los últimos años se observa un número creciente de inversores que terminan sus novillos a corral o los llevan para su terminación a feedlots que prestan servicios de hotelería. Algunos más audaces se han animado con vacas de descarte o aún con novillos Holando con resultados económicos diversos. En este punto es difícil establecer pautas, ya que los diferenciales de compra-venta sobre los kilos ingresados al feedlot suelen ser determinantes al momento de hacer un balance económico a excepción de períodos puntuales en los que la relación alimento/carne permite sacrificar parte del margen, perdiendo algo en la compra. 

Es muy común en los feedlots nuevos, o en los poco afectos a hacer "números", cometer errores graves en las compras que arruinan el negocio aún antes de haber empezado a engordar los animales. Las compras baratas de tropas de animales en muy pobre estado corporal y sanitario y con serios antecedentes nutricionales, sometidas a largos transportes y situaciones de estrés extremas suelen convertir ese "brillante" negocio de compra por teléfono en un pésimo negocio final. El estrés adicional que implica el encierre en corrales, gastos enormes en medicamentos, animales que no se adaptan al sistema y deben volver al campo, tiempos de permanencia en los corrales que se alargan en 30 o más días, suelen ser el final de la historia. En muchos casos conviene pagar un centavo más y asegurarse animales con buena genética, estado corporal y sanidad. En otros casos, el estado y la sanidad pueden no ser el problema de las compras, pero el problema aparece en la venta ante una difícil colocación que obliga a "quemar" el negocio (terneras cruza ante abundante oferta de británicas, venta de novillitos Holando en el rango de 310 a 450 kg, etc.). 

En definitiva, mucho es lo que deben mejorar todavía los feedlots como empresas en el tema compra - venta de hacienda, ya que trabajar en base a prueba y error ha llevado y llevará a muchos al quebranto. 

Alimentación y manejo
En el área alimentación se ha avanzado mucho, especialmente cuando miramos hacia atrás y recordamos, por ejemplo, que hace 10 años se sostenía que un rumiante no podía vivir sin fibra. No obstante, es mucho lo que aún queda por hacer y difundir en esta área para romper todavía con algunos mitos que aseguran que no se puede hacer feedlot sin usar cierto tipo de subproductos, sin moler heno o sin moler los granos, etc. 
En lo que hace al uso de voluminosos, se observa una participación creciente de silos de maíz, sorgo y aún pastura en detrimento de fardos y rollos. 

En cuanto a los granos, el gran protagonista ha pasado a ser en muchos feedlots, sobre todo en los más chicos, el grano húmedo de maíz, sorgo o echada en bolsa. Este sistema de conservación ha resuelto dos problemas serios particularmente en feedlots medianos a chicos: el acopio y la molienda de los granos. Sin embargo, poco o nada se ha hecho en lo que hace al diferente manejo que requiere este grano, ya que la mayoría piensa que es exactamente lo mismo que dar los mismos granos secos. Tasa, velocidad, acidez ruminal, nivel proteico y tipos de proteína complementarias deberán ser re- planteadas en este caso. Lo mismo será válido para el uso de grano de maíz seco entero, que es quizás la forma ideal de dar los granos en el feedlot, aunque todavía es discutida o resistida por muchos. 

Se observa también en muchos casos el uso creciente de subproductos industriales. Desgraciadamente, en muchos casos no existe un análisis técnico - económico que avale la real conveniencia de su utilización. Es preocupante, ante la pregunta del porqué de su uso, escuchar como respuesta que lo usa un feedlot supuestamente "importante", como si ésa fuera una razón suficiente. 
El uso creciente de materiales con humedad y distintos largos de fibra ha obligado a recurrir al empleo de mixers para poder trabajar con TMRs (Raciones Totalmente Mezcladas). Esto, en lugar de favorecer, ha complicado en muchos casos la calidad y uniformidad de las raciones entregadas. Ello porque en general no se respetan en absoluto los tiempos de mezclado, por lo que el resultado es la entrega de dietas desbalanceadas todo el tiempo. A esto se suma la falta de análisis de los componentes de la dieta por lo que casi la totalidad de los feedlots en la Argentina no tienen noción del perfil nutritivo de las dietas que entregan a sus animales. Bastaría preguntarle a cualquier feedlot cuál es el nivel de ADF de las distintas dietas para crearle un gran desconcierto. 

Una característica común es la de simplificar en demasía el manejo, ofertando un mismo tipo de comida a categorías distintas o una misma dieta durante todo el ciclo de engorde; como así también el tratar de batir récord en los días correspondientes a la adaptación sin respetar los tiempos ruminales y metabólicos, complicando seriamente la evolución posterior de los animales. Los horarios y las frecuencias de alimentación, variables según la época del año, son también factores de suma importancia en general menospreciados. 
Pero quizás el defecto más común y preocupante es la falta de mediciones de todo tipo como consumo diario, desperdicios, aumento diario y conversión. Es realmente difícil encontrarse con feedlots que lleven datos de este tipo al día y realicen por ejemplo evaluaciones del comportamiento de la hacienda comprada en distintos orígenes para decidir futuras compras. En la mayoría de los casos, las conclusiones en lo que hace a consumos y conversión se realizan al cerrarse el feedlot, algo tarde -dignos- para realizar cualquier ajuste.

Comentario final 
Diez años no es poco para realizar el balance de una nueva actividad ganadera. Algo más se conoce ahora acerca del engorde de animales a corral, particularmente terneros, ya que nadie había hecho esto antes en todo el mundo. Sin embargo, todavía queda mucho por mejorar. Ante todo, debemos tomar conciencia y pensar en el feedlot como una fábrica de carne y que, como en toda fábrica, se deben respetar procedimientos de manera estricta para lograr un producto final de calidad que aporte rentabilidad a la empresa. Todos los pasos industriales deben ser cumplidos ya que ninguna fábrica de autos se le ocurriría, por ejemplo sacarlos a la venta sin pintar. 

En un feedlot cual una fábrica eficiente, no se podrán saltear etapas, u olvidar medidas de manejo, ya que todo debe responder a un estricto programa de producción. Se analizan periódicamente 169 alimentos; en verano se debe dar de comer a tal hora; los desperdicios se limpian tal día; el mixer mezcla tantos minutos, etc. Se deberá ser meticuloso en el análisis de todos los detalles, ya que los riesgos de los sistemas intensivos son mayores, por lo que los productores tienen que estar capacitados y ser concientes de esto. Tener presente ante todo que, si bien confort animal, calidad genética y calidad de alimentación son importantes a la hora de esperar buenos resultados físicos, la calidad humana en el manejo de la hacienda y empresarial del feedlot es la que finalmente definirá la rentabilidad del negocio.

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