GANADERIA  

      

Intensificación: La sal de la comida

En estos años el sistema ganadero argentino está sufriendo un cambio como no se veía desde hace mucho tiempo. Esta renovación productiva trae nuevos conceptos como: intensificación, eficiencia, costo por kilo producido, etcétera, que no son nuevos en sí mismos pero sí en su implementación. Sin duda alguna, la economía actual exige un esfuerzo enorme para que las empresas no queden en el camino ni pierdan competitividad, ya que "empresa que no crece, desaparece". 

Si se tiene en cuenta que los costos fijos han ido aumentando y los costos variables disminuyendo, asoma claramente la necesidad de aumentar la facturación "cueste lo que cueste". Siguiendo el planteo actual se avizora la disminución de la rentabilidad, asunto que afecta al bolsillo del productor y a la cartera del empresario. 
Ante esta realidad, han surgido en los últimos años numerosos planteos de intensificación que abarcan desde suplementaciones estratégicas hasta feedlots en campos con mixer incluido. Todo esto fue acompañado por un precio en alza de la carne y una excelente relación maíz/novillo ó maíz/ternero. Éste es sin duda el contexto ideal para intensificar, aunque también es peligroso porque diluye errores que luego aparecen en las épocas de "vacas flacas". 

En este contexto surgen algunas preguntas por contestar: ¿Qué quiere decir intensificar? 
¿La intensificación nos lleva a una mayor eficiencia global? ¿Qué incidencia tiene la intensificación en los riesgos empresariales? ¿Cómo afecta esta intensificación al insumo más barato (o sea el pasto)? 

Eficiencia y producción 
Intensificar quiere decir lograr mayor producción con un uso más eficiente de los insumos disponibles. Los técnicos de la EEA INTA Balcarce citan los tres puntos básicos de la intensificación: mayor producción de forraje, mayor utilización del forraje y suplementación estratégica (Producción de Carne Bajo Pastoreo: Alternativas de intensificación, S. García, F. Santini y J. Castaño, 1998). 

No obstante, los productores, amantes de las modas y de los resultados rápidos y tangibles, hemos comenzado por lo último: la suplementación en todos sus niveles, lo que ha llevado a que la intensificación se relacione sólo con la suplementación, cuando no es sólo eso. 

En esta realidad, han aparecido ejemplos muy buenos de intensificación (en general provenientes de invernadas previas eficientes) y también malas aplicaciones de la suplementación con casos de animales encerrados a la par de verdeos encañados, campos que se quedaron con poca invernada en la primavera porque se termina- ron los novillos antes de tiempo, e innumerables casos en los que se suplementa sin saber por qué ni para qué, tan sólo amparados en la relación maíz:novillo.
 
Lo primero que hay que tener en cuenta es que toda intensificación tiene un costo de inversión. Por lo tanto, aumentan los costos fijos, lo que hace imprescindible presupuestar detalladamente lo que se va a invertir para luego no tener sorpresas. Es interesante analizar el caso de las "terminaciones a corral", donde hay casos de encierres simples con mucho ingenio y también verdaderos feedlots en el campo (es muy diferente amortizar un encierre hecho con eléctricos y bidones de 200 litros como comederos en la aguada del lote, que afrontar los gastos de una estructura de cemento con bebederos, mixer, sombra, etc.). 

Este aumento de costos (justificado por una mayor producción total) lleva a un nuevo costo por kg producido (mayor que el de una invernada pastoril eficiente), que hace al sistema más sensible a la relación compra/venta, al precio final y al precio del suplemento utilizado. Acá entra el concepto de eficiencia global, ya que de nada sirve tener excelentes engordes en el corral si la producción a campo sigue siendo mala, y tampoco sirve mejorar la producción en la etapa pastoril si esa ganancia luego se pierde en amortizar los corrales de engorde y en los gastos de distribución. En casos de producciones con creciente suplementación, medir la producción por hectárea no es muy representativo, y el mejor indicador para medir esta eficiencia global es el costo por kilo producido. 
La clave está en entender a la intensificación como una parte del sistema y en tener claro el por qué, el para qué y el cómo se va a intensificar. 

Riesgos y planificación
Cualquier intensificación busca mejores resultados económicos y mejor renta, lo que necesariamente lleva a un mayor riesgo. Las "intensificaciones produccionistas" (que 
se apoyan en las tecnologías de insumos) traen, como ya se dijo, una mayor dependencia del precio final y del precio de los insumos. Este mayor riesgo necesita capacidad empresarial para asumirlos y también capacidad operativo para que los resultados obtenidos sean similares a los resultados proyectados (no nos olvidemos de que gran parte del éxito de los nuevos emprendimientos depende del que toma la decisión final, que es el operario a cargo). De acá surge que hay empresas y/o productores que están preparados para emprender grandes intensificaciones y llevarlas a cabo con éxito, y otros que no (esta preparación debería incluir la solvencia para aguantar períodos desfavorables). 

Una mayor producción no necesariamente lleva a una mayor eficiencia e incluso puede empeorara. Por ello, hay que plantear también la importancia de la "intensificación intelectual", una inversión tan compleja como la anterior pero que a veces no se tiene en cuenta. Hoy en día, la "materia gris" es uno de los insumos más baratos y de mayor impacto en la actividad. 

En cualquiera de los dos tipos de intensificación juega un papel muy importante la planificación. No nos olvidemos de que cada decisión que se toma en ganadería repercute en los próximos 3 o 4 años. En este sentido, es importante tener en cuenta el grado de flexibilidad que se le quiere dar al emprendimiento, ya que no es lo mismo planear suplementaciones con grano de maíz (que puede ser rápidamente colocado en el mercado) que pensar en silajes que nos hacen un poco más esclavos del sistema. 

También hay que tener en cuenta para el análisis qué rol juega la ganadería en cada explotación. En los planteos mixtos, en los que la ganadería representa la parte más estable y segura de la empresa, hay que tener cuidado con las grandes inversiones porque puede ser que terminemos teniendo dos actividades de cierto riesgo (agricultura y ganadería) y perdamos el "caballito de batalla" para los años malos. En este tema juegan un papel importante el perfil y los objetivos de la empresa y la zona donde se encuentra. 
Una de las exigencias del mundo globalizado es la necesaria competitividad de las empresas. Por lo tanto, es fundamental manejar los márgenes y los gastos de la actividad y saber cómo influyen las fluctuaciones productivas y del mercado. Los sistemas muy intensificados se vuelven más sensibles a cualquier error en algún eslabón de la cadena, y seguramente el en- cierre que nos dé muy buena renta con un engorde diario de 1,200 kg, nos haga perder plata si el aumento cae a 800 g diarios (de eso se trata el asumir mayores riesgos). Ni hablar si la fluctuación es del precio final presupuestado. 

Con respecto a ese precio final, debemos tener en cuenta que la Argentina tiene muy poco peso como exportadora de productos cárnicos. Este factor comercial hay que tenerlo en cuenta a la hora de intensificar ya que, si queremos ser algún día un importante exportador de productos pecuarios, vamos a tener que ser competitivos a nivel mundial y en ese caso juega un papel fundamental el costo de producción por unidad (costo/kg producido). 

El pasto: ese eterno olvidado 
Como ya se comentó, los primeros pasos de la intensificación deberían ser la mayor producción de forraje y su mayor utilización. Si esto es convertido en mayor ganancia diaria de peso (los viejos principios de Mc Meekan), seguramente tengamos un efecto directo y positivo en la renta del negocio. Algo tan simple no ha sido todavía correctamente absorbido por el productor argentino, y es largo el camino que queda por recorrer. 

También es importante empezar a analizar y probar los efectos de las fertilizaciones fosforadas y nitrogenadas en el sistema. 
En lo que hace a la utilización, es importante clarificar los alcances del concepto "eficiencia de cosecha de forraje". En general se simplifica el concepto llevándolo a cosecha instantánea. Así es como en establecimientos muy intensificados, donde dicen que comen el 80% del pasto producido, en realidad tal vez lo hagan en cada pastoreo, pero a la vez están comprometiendo el rebrote y la persistencia de la pastura, lo que seguramente lleve a que la pastura produzca menos y dure menos arios. Tampoco sirven pastoreos muy livianos donde los pastos se pasan, y se pierde digestibilidad e inducción al macollaje. 

El objetivo debe centrarse en encontrar el justo equilibrio entre frecuencia (días de descanso) e intensidad (altura de remanente) de pastoreo para cada pastura y cada zona. 

El autor del presente artículo es el Ing. Luis Firpo.
Fuente: Revista Agromercado (Diciembre de 2000)

Otros artículos de interés:
Engorde a corral- Feedlot
Feedlots: Una Alternativa a la Ganadería
Invernada
Ganadería

 

 
 

Agrobit.com  | E-mail: agrobit@agrobit.comTérminos y Condiciones Generales.
Legales: Los datos contenidos en este web corresponden a material elaborado por Agrobit.com a partir de otras fuentes y tienen como único fin, brindar información a quienes visiten este web. Agrobit.com no se responsabiliza por la exactitud e integridad de la información aquí publicada y deslinda cualquier responsabilidad sobre las opiniones aquí vertidas. Quien accede a este sitio acepta que los errores u omisiones no podrán utilizarse para realizar demandas o reclamos por vía legal. La información publicada en este web no debe servir como base para decisiones de inversión. Las marcas mencionadas son marcas registradas de sus respectivas empresas.