Enfermedades
bacterianas II
Enteritis necrótica
La enteritis necrótica
es una enfermedad aguda que produce una marcada destrucción de
la mucosa intestinal. El agente causal de la enfermedad es el
Clostridium perfringens, una bacteria en forma de bastón, que
forma esporas. Estas bacterias y sus toxinas son la causa
principal, pero también la Coccidiosis puede ser un factor
contribuyente. El mayor daño a la mucosa intestinal es debido a
las toxinas producidas por la bacteria.
Es poco lo que se
sabe sobre el contagio de esta enfermedad pero se cree que la
transmisión ocurre por contacto oral con los excrementos de
aves infectadas. La Enteritis necrótica aparece súbitamente en
el lote afectado. Las aves, aparentemente sanas, pueden
mostrarse agudamente deprimidas y morir en cuestión de horas.
La mortalidad es
entre 2 y 10%, pero puede llegar hasta 30% en brotes severos.
Las pérdidas que producen la reducción del crecimiento y la
conversión alimenticia pueden ser más costosas que la
mortalidad del lote.
Las lesiones en
esta enfermedad afectan generalmente la parte inferior del
intestino delgado, pero en algunos casos todo el intestino puede
verse afectado. El intestino se dilata, contiene un fluido
oscuro, maloliente y membranas diftéricas, semejantes a
coliflores, que involucra a la mucosa. La mucosa intestinal
tendrá un aspecto áspero (como de toalla de baño) y partes de
él pueden desprenderse y salir con el contenido intestinal. El
diagnóstico se basa en la historia, los síntomas y los
hallazgos en las lesiones.
Bacitracina o
virginiamicina son tratamientos efectivos, administrados en el
alimento. La bacitracina también se puede dar con el agua de
bebida. Un tratamiento con vitaminas puede reforzar la
efectividad del tratamiento. La medicación preventiva puede
tener valor en aquellos locales donde se hayan presentado brotes
anteriores. Como la coccidiosis puede ser un factor contribuyen,
se debe prestar atención a un programa efectivo de control de
esta enfermedad.
Enteritis
ulcerativa
La Enteritis
ulcerativa es una infección aguda o crónica de las aves de
caza, pollos, pavos y otras aves domésticas. Las pérdidas por
muerte son elevadas en las codornices jóvenes y en las pollonas
criadas para la producción de huevos.
El agente causal
es el Clostridium colinum, una bacteria en forma de bastón que
forma esporas. La infección se contagia a las aves sanas por
medio de las excretas de aves enfermas o portadoras. Las
bacterias productoras de la enfermedad son muy resistentes a los
desinfectantes y persisten bajo diferentes condiciones
ambientales.
Las aves que
padecen la forma aguda de la infección pueden morir súbitamente
en buen estado de carne, otras aves, afectadas en forma más crónica,
se muestran inquietas, con plumas desordenadas, diarrea
blanquecina y líquida, adoptando una postura encogida. Estas
aves mueren generalmente en una condición de extrema emaciación.
Las excretas
pueden confundirse con las de aves afectadas por Coccidiosis y
las dos enfermedades pueden aparecer juntas en el mismo animal.
Las excretas de las aves que solamente tienen Enteritis
ulcerativa nunca contienen sangre.
Las lesiones que
se encuentran postmortem son características. Muchas veces,
casi todo el tracto intestinal presenta úlceras parecidas a
botones, pero la parte final es la más afectada. Las úlceras
muchas veces perforan, lo que resulta en peritonitis local o
generalizada.
Aunque la
naturaleza de la enfermedad es característica, quien sospeche
de una infección debe buscar confirmación profesional antes de
iniciar el tratamiento. Los medicamentos más efectivos para el
tratamiento y la prevención son la bacitracina y la penicilina.
Si se usa bacitracina, se incorpora en el alimento en proporción
de 200 gramos por tonelada de alimento. La adición en el agua,
en la proporción de 1 cucharadita cada cuatro litros, ayuda a
controlar el brote.
Cualquiera de los
dos métodos de administración de la bacitracina controlará la
enfermedad en 2 semanas, a menos que sea alguna cepa resistente
a la bacitracina. La penicilina también se usa como tratamiento
si la bacitracina falla.
La cría de aves
sobre alambre es una medida preventiva efectiva. Las drogas
específicas (bacitracina o penicilina) administradas a bajos
niveles son efectivas para controlar la enfermedad en
instalaciones donde el piso de alambre no es práctico.
Pullorum
El pullorum
es una infección bacteriana, aguda o crónica, que afecta
principalmente a pollos y pavos, pero que también puede
infectar a la mayoría de las aves domésticas y silvestres.
La causa una
bacteria llamada Salmonella pullorum. Este organismo es
transmitido principalmente en el huevo, pero también puede
serlo por otros medios, como por ejemplo:
• De la gallina
infectada al huevo y del huevo al pollito, de pollo a pollo en
la incubadora, caja de pollo, o galpones. Los sobrevivientes se
convierten en reproductores infectados (comenzando un nuevo
ciclo)
• Transmisión
mecánica (transportada en la ropa, calzado o equipos)
• Aves
portadoras (aparentemente sanas que diseminan los organismos de
la enfermedad)
• Instalaciones
contaminadas (por brotes anteriores).
El agente causal
de la enfermedad penetra en el ave por el sistema respiratorio
(como ocurre en la incubadora) o digestivo. La mayoría de los
brotes agudos de pullorum en pollos y pavos resultan de
infecciones mientras están en la incubadora.
El pullorum es de
gran mortalidad en los pollos jóvenes; las aves maduras son más
resistentes. Los pollos pueden morir poco después de nacidos
sin mostrar algún síntoma observable. Los brotes más agudos
ocurren en aves con menos de 3 semanas. La mortalidad en estos
brotes puede alcanzar un 90% si no se tratan. Los sobrevivientes
son generalmente raquíticos y poco económicos.
La infección en
aves jóvenes puede ser indicada por sus excretas, las plumas
revueltas, un aspecto de tener frío, con los pollos agrupándose
cerca de las fuentes de calor, respiración laboriosa y la
presencia de una diarrea blanquecina. Este último síntoma
incitó a la denominación de "diarrea bacilar blanca"
que se asociaba comúnmente con esta enfermedad. Las aves
adultas pueden no presentar grandes lesiones.
El diagnóstico
en las aves jóvenes se hace aislando el organismo causal en el
laboratorio. En las aves adultas, los análisis de sangre pueden
indicar una infección, pero un diagnóstico más positivo
depende del aislamiento e identificación de la bacteria con
procedimientos de laboratorio.
La erradicación
completa es la única forma segura de prevenir la enfermedad de
pullorum. Todos los lotes que suplen a las incubadoras deben ser
analizados y usar solamente aquellos que estén libres de
pullorum como fuente de huevos para incubar. Adquiera solamente
pollitos de incubadoras que hayan sido reconocidas "Libres
de pullorum".
El tratamiento es
principalmente una operación de rescate y no impide que las
aves se transformen en portadoras. En consecuencia, no conserve
lotes que se han recuperado para la producción de huevos. Entre
los medicamentos que se usan en el tratamiento están la
furazolidona, el sulfato de gentamicina y las sulfas (sulfadimetoxina,
sulfametacina y sulfameracina).
Botulismo
El botulismo es
una enfermedad causada por la ingestión de una toxina producida
por la bacteria Clostridium botulinum. Todas las aves domésticas
y la mayoría de las silvestres son susceptibles a los efectos
de la toxina. También, cierta mortalidad humana se ha atribuído
al consumo de alimentos o agua contaminados con la toxina.
El botulismo no
es una infección bacteriana, sino una condición producida por
un subproducto del desarrollo de la bacteria. Este organismo es
común en la naturaleza y está ampliamente difundido en los
suelos. La ingestión de la bacteria no es dañina. Solamente se
hace peligrosa cuando las condiciones son favorables para su
crecimiento y la subsecuente formación de la toxina. La
bacteria se desarrolla mejor bajo una alta humedad y
temperaturas relativamente altas, en ambiente que contenga
materia orgánica en descomposición (vegetales o animales).
Necesita un
ambiente en el que se ha eliminado todo el oxígeno atmosférico
ya que no puede multiplicarse en presencia de aire. Las lagunas
estancadas o las zonas húmedas en que haya enterradas materias
en descomposición son áreas peligrosas para el desarrollo de
la toxina. El botulismo resulta después de que se consume la
materia animal o vegetal en descomposición que contiene la
toxina. Los animales en descomposición son una fuente frecuente
de toxina, igual que los muchos insectos que se alimentan con
esos tejidos.
Estos pueden
contener suficiente toxina como para producir la enfermedad en
cualquier ave que los ingiera. Como la toxina es soluble en
agua, las fuentes de agua pueden contaminarse y ser un
reservorio de la enfermedad.
La toxina es una
de las más potentes de las que han descubierto los científicos.
Es relativamente estable al calor, pero se puede destruir por
ebullición. Hay diferentes tipos de toxina: Los tipos A y C que
producen enfermedad en las aves y el tipo B que la produce
frecuentemente en el hombre.
El primer síntoma
de la enfermedad es generalmente debilidad, seguida por una parálisis
flácida progresiva de las piernas, alas y cuello. Cuando los músculos
del cuello son afectados, la cabeza queda colgando. Las aves
afectadas pueden mostrar un temblor peculiar, plumas flojas que
pueden ser arrancadas con facilidad y ojos apagados y
semicerrados. Algunas aves (los pavos) no desarrollan el síntoma
de plumas flojas o cuellos torcidos.
Debido a la parálisis,
las aves no pueden tragar y se les acumula moco en la boca.
Finalmente, el ave afectada puede caer en coma profundo,
aparentando no tener vida por varias horas antes de morir
definitivamente. Con frecuencia, no se observan lesiones
importantes en las aves afectadas. El examen del contenido
digestivo puede revelar insectos, material animal o vegetal
descompuesto y otros materiales que sugieren que el ave ha
consumido la toxina.
Se puede hacer un
diagnóstico tentativo a partir de la historia, los síntomas y
los hallazgos post mortem. Como ayuda al diagnóstico, se puede
introducir agua en el buche del ave, mantenerla en un ambiente
fresco y tratarla con antitoxina intravenosa. La recuperación
de un gran porcentaje de aves afectadas confirmaría el diagnóstico.
La prevención
debe dirigirse a eliminar todas las fuentes de producción de
toxina e impedir el acceso de las aves a esos materiales. Ello
incluye la rápida eliminación de todos los animales muertos de
los corrales y galpones, despicar las aves, controlar la población
de moscas e insectos y evitar el acceso a materia orgánica en
descomposición. Las fuentes de agua contaminadas son
especialmente peligrosas.
Si aparece la
enfermedad, encuentre y elimine la fuente de la toxina y aparte
todas las aves visiblemente afectadas para tratamiento. Coloque
a las aves enfermas en una zona fresca y sombreada e introdúzcales
agua fresca en el buche dos veces al día. Se pueden usar
laxantes suaves con las aves que han estado expuestas pero que
no muestran síntomas de la enfermedad. Se puede mezclar sal de
Epson (medio kilo para 100 aves) con el alimento.
Una cucharadita
llena, disuelta en 3 cc de agua, introducida en el buche de aves
enfermas, ha probado ser beneficiosa en muchos casos. La terapia
de la antitoxina solamente se indica en aves que tienen un alto
valor individual puesto que no es fácil conseguir la antitoxina
y es muy costosa.
Coriza
infecciosa
La coriza
infecciosa es una enfermedad respiratoria específica de las
aves, que ocurre con mayor frecuencia en las aves adultas o
adultos jóvenes. La infección puede resultar en una enfermedad
crónica que se extiende lentamente y que afecta a una cantidad
reducida de aves cada vez, o en una enfermedad que se expande rápidamente
con un alto porcentaje de aves afectadas. La ocurrencia de la
Coriza infecciosa no está muy extendida y la incidencia es
relativamente baja.
La enfermedad es
causada por una bacteria llamada Haemophilus gallinarum. Los
brotes aparecen usualmente con la introducción de aves
portadoras en el lote. La transmisión de la infección es por
contacto directo, por el aire, el polvo o en las descargas
respiratorias, agua de bebida contaminada con exudados nasales.
Las aves
susceptibles desarrollan los síntomas generalmente dentro de
los 3 días después de la exposición al contagio. Las que se
recuperan aparentan estar normales pero se mantienen como
portadoras por largos períodos. Una vez que el lote está
infectado todas las aves se deben considerar portadoras.
Los síntomas más
característicos de la coriza infecciosa incluyen una inflamación
edematosa de la cara, alrededor de los ojos y la barbilla,
descarga nasal y senos inflamados. La descarga líquida de los
ojos hace que muchas veces se peguen los párpados. La visión
es afectada por la inflamación.
Como resultado de
la enfermedad hay una disminución en el consumo de agua y
alimento, aumentando el número de aves eliminadas. Generalmente
ocurre un efecto perjudicial sobre la producción de huevos
proporcional al número de gallinas afectadas.
El diagnóstico
solamente puede ser confirmado a través del aislando e
identificando a las bacterias del organismo causal. El
Haemophilus gallinarum es extremadamente delicado y difícil de
aislar.
La prevención es
la única forma de controlar la coriza infecciosa. Se puede
prevenir con programas de manejo en los que se elimine el
contacto de aves susceptibles con aves infectadas. Requiere
solamente separar las aves afectadas o portadoras de la población
susceptible. Para prevenir la infección, introduzca solamente
pollos y gallinas de fuentes libres de la infección Si ésta
ocurriera, el único procedimiento que queda para eliminar la
enfermedad es la despoblación completa de las instalaciones,
seguida de una limpieza/desinfección a fondo.
Hay numerosas
drogas que son efectivas para el tratamiento de los síntomas
aunque la enfermedad no puede ser eliminada completamente. La
sulfadimetoxina, el sulfatiazol en el alimento o el agua de
bebida, o la eritromicina en el agua de bebida, pueden reducir
los síntomas de la enfermedad.
Erisipela
Se trata de una
enfermedad bacteriana causada por Erysipelothrix insidiosa. La
enfermedad afecta a varias especies de aves incluyendo pollos,
patos y gansos, pero en la que ha resultado más importante es
en los pavos.
El hombre es
susceptible a la infección y puede contraer la enfermedad de
los pavos infectados. Como esta bacteria es patógena para el
hombre, es necesario manejar con cuidado a las aves enfermas o
sus tejidos.
La erisipela en
los pavos los afecta generalmente de 4 a 7 meses de edad, aunque
son susceptibles aves de cualquier edad. Se ha reportado
frecuentemente incidencia más alta en machos que en hembras,
posiblemente porque los machos que pelean reciben más
abrasiones en la piel que sirven de puerta de entrada a las
bacterias. En algunos casos la incidencia es mayor en las
gallinas que en los gallos debido a las técnicas de inseminación
artificial, que proporcionan un medio de transmisión.
Las bacterias
pueden sobrevivir por largos periodos en el suelo y se cree que
muchos de los brotes se originan en suelos o instalaciones
contaminadas. Las ovejas, cerdos o roedores pueden ser
portadores de bacterias.
La recurrencia de
la enfermedad en instalaciones es común. Factores de
predisposición o agravantes incluyen la sobre población, el
tiempo húmedo o inclemente y mala higiene o manejo de las
instalaciones.
El primer síntoma
de la enfermedad puede ser la aparición de varias aves muertas.
Usualmente, se pueden localizar varias aves enfermas, sin
embargo la mayoría de estas aves afectadas están visiblemente
enfermas sólo por un corto periodo de tiempo antes de morir.
Los síntomas son típicos de una septicemia, incluyendo
debilidad general, inquietud, falta de apetito y a veces diarrea
verdosa o amarillenta.
Ocasionalmente,
el moco de lo machos puede estar túrgido, inflamado y purpúreo.
Algunas aves pueden aparecer cojas, con las articulaciones de
las patas inflamadas, debido a la infección localizada. En los
lotes de cría, la enfermedad se asocia con la disminución de
la fertilidad e incubabilidad. La morbilidad y mortalidad, son
bajas, aunque en los grupos que no reciben tratamiento la
mortalidad persiste por algún tiempo y se hace excesiva.
Las lesiones más
características son pequeñas hemorragias difusas, localizadas
en cualquier tejido u órgano. Estas hemorragias se observan más
frecuentemente en los músculos, el corazón, hígado, bazo,
grasa y otros tejidos del cuerpo. Las hemorragias en la piel
producen manchas purpúreas. El hígado y bazo se ven
generalmente dilatados, congestionados y con focos necróticos.
En la mayoría de las enfermedades septicémicas se observa, la
enteritis o inflamación del intestino.
Los síntomas y
lesiones se parecen tanto a los de otras enfermedades que un
diagnóstico confiable solamente puede hacerse por aislamiento e
identificación del organismo causal. Las prácticas de manejo
que ayudan a prevenir las erisipelas incluyen evitar el uso de
instalaciones que han sido ocupadas previamente por cerdos,
ovejas y pavos en los que se sepa han habido casos de erisipela.
El despicado, la
remoción del moco de los machos, y otras medidas que prevengan
heridas durante las peleas, evitar la sobre población y proporcinar instalaciones bien drenadas ayudan a prevenir
problemas sanitarios.
Hay bacterinas
disponibles que son útiles en instalaciones cuya historia
indica que pudiera haber problemas de erisipelas. La duración y
cantidad de la protección es relativamente proporcional a la
magnitud de la exposición y puede que no sea suficiente para
todo el período de postura. Administre las bacterianas de
acuerdo con las instrucciones del fabricante.
Traslade las aves
enfermas a una jaula hospital para tratamiento individual y
prevenga el canibalismo. El traslado de las aves no afectadas a
instalaciones limpias puede ayudar a prevenir que la enfermedad
se expanda, pero también puede contaminar nuevas instalaciones.
Hay diversos antibióticos que han mostrado eficiencia para tratar la
erisipela, pero el mejor es la penicilina. Las inyecciones de
penicilina en los músculos de la pata o la pechuga de las aves
que están visiblemente enfermas son efectivas para disminuir la
mortalidad. Generalmente basta con una inyección, pero se
pueden aplicar más si es necesario. La medicación en el agua y
el alimento puede ser útil bajo ciertas condiciones.
Omfalitis
Se puede
describir técnicamente como una inflamación del ombligo. Tal
como se usa corrientemente, el término se refiere a que el
ombligo no se ha cerrado bien, con la subsecuente infección
bacteriana.
Aparentemente, la
mayoría de los problemas resultan de una infección causada por
una mezcla de bacterias, incluyendo coliformes comunes y
diversas especies pertenecientes a los géneros Stafilococos,
Streptococos, Proteos, y otros. La omfalitis se puede relacionar
con incubación defectuosa, falta de higiene en las
instalaciones de incubación y enfriamiento/exceso de calor poco
después del nacimiento (p.ej., durante el transporte).
La significancia
de aislar una de las especies de bacterias mencionadas es
complicado porque se pueden aislar muchas de la misma especie de
la yema de huevos de aves que se supone normales inmediatamente
después del nacimiento del pollo.
La omfalitis
ocurre durante los primeros días de vida, de manera que no
puede ser considerada transmisible de un ave a otra. Se
transmite de los equipos de incubación defectuosos y por
suciedad de las instalaciones a los pollos recién nacidos que
no tengan todavía cicatrizado el ombligo.
Los pollitos
afectados tienen apariencia adormilada o débil, con el plumón
alborotado. En general parecen ser de inferior calidad y les
falta uniformidad. Muchos individuos permanecen cerca de la
fuente de calor y son indiferentes al alimento y al agua. A
veces hay diarrea. La mortalidad aparece generalmente a las 24
horas y llega al máximo a los 5 a 7 días.
Las lesiones
características son ombligos mal cicatrizados, edema subcutáneo,
color azulado en los músculos abdominales que rodean el ombligo
y parte de la yema no absorbida que suele tener olor putrefacto.
Frecuentemente, la yema se rompe y es común la peritonitis.
Se puede hacer un
diagnóstico tentativo basado en la historia y lesiones. La
presencia de infecciones bacterianas mixtas y la ausencia de
agentes patógenos que producen una enfermedad específica se
usan para confirmar el diagnóstico.
Buen manejo y
buena higiene en la incubadora y durante los primeros días
postnacimiento son lo único que puede prevenir la omfalitis.
Los antibióticos de amplio espectro ayudan a disminuir la
mortalidad y el raquitismo en los grupos afectados, pero no
reemplazan la higiene.
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