Recuperación de Campos
Inundados y Cañadas
Periódicamente suceden fenómenos
climáticos que provocan inundaciones por períodos más o
menos prolongados (más allá de aquellos lotes bajos y cañadas
que se inundan por su propio relieve), ocasionando pérdidas
cuantiosas y afectando la calidad de los suelos, fundamentalmente
por salinización y muerte de la gran parte de la actividad
biológica. Pero al retirarse las aguas, se debe actuar muy
rápidamente para impedir o al menos disminuir, la salinización e
incorporar los campos al proceso productivo.
Los fenómenos climáticos que
traen aparejados la corriente del Niño provocaron inundaciones en
la zona norte de la Provincia de Santa Fe y sur de Chaco. Al
retirarse las aguas, dejaron los lotes sin vegetación y saturados
de humedad, dificultando todo intento de laboreo para
implantación de pasturas. En este marco se realizaron
experiencias que fundamentan este articulo y que no fueron otra
cosa que la interpolación de prácticas de siembra directa
aplicadas en conjunto, tomando como referencia trabajos realizados
con anterioridad.
Salinización: Al comenzar
el secado por evaporación, comienza un ascenso de sales del
subsuelo a la superficie, dado que el agua, conteniendo sales
disueltas, asciende por capilaridad, provocando la salinización
del horizonte superficial al evaporarse por efecto del viento y el
sol. Esta situación puede ser modificada y a la vez retomar
rápidamente la productividad de los campos.
Lotes de praderas con base de alfalfa que perdieron población
por ascenso de napas
La alfalfa no resiste napas freáticas altas,
produciéndose una alta mortandat de plantas, cuyo
lugar es ocupado rápidamente por malezas de distinto tipo, entre
las cuales se encuentran gramón, pasto baraval, escoba dura, etc.
Dado estos casos por lo general se cuenta con piso para entrar con
una sembradora, la técnica a aplicar consiste en eliminar las
malezas que invadieron la pastura con una dosis adecuada de
herbicidas, que no afecte la alfalfa. Normalmente se han usado
mezclas de Roundup con 2,4 DB y realizar una intersiembra de
raigras anual, cebadilla, trébol rojo y trifolium; la densidad
de cada especie estará relación a las características de cada
lote.
Cabe destacar que en estas
condiciones de alta humedad se puede obtener alta implantación de
tréboles.
Lotes de campo natural o
praderas perdidas por inundación
La estrategia a seguir se basa en
dos aspectos fundamentales, el primero consiste en impedir o
minimizar el ascenso de sales por evaporación. Estos lotes al
quedar con escasa cobertura, corren el riesgo de salinizarse muy
rápidamente por evaporación, por lo tanto, no se debe demorar
con acciones para lograr cubrirlos y disminuir la misma. En caso
de que haya nacimiento de malezas o especies naturales no
forrajeras, será conveniente una aplicación de roundup para
eliminarlas e inmediatamente sembrar Melilotus alba, que
puede consociarse con raigrás u otra gramínea adaptada a la zona.
Tanto la aplicación como la siembra se puede realizar con avión,
teniendo éste la ventaja de poder trabajar con suelos blandos e
incluso en terrenos con "tacuruces" o renovales, y de
esta manera se anticipan las labores y la recuperación.
Por otra parte, los suelos
alcalinos saturados de humedad presentan dos características muy
importantes. en primera instancia el dióxido de carbono disuelto
en el agua provoca una disminución de pH. Esta reacción se ve
muy favorecida por temperaturas bajas y presión atmosférica
alta. En segundo lugar, al estar las sales disueltas en mayor
cantidad de agua, disminuye drásticamente la presión osmótica que
deben vencer las semillas y raicillas para absorber agua,
facilitándose la germinación e implantación de pasturas.
Una alternativa para el agua que
recién se retira en primavera, es la utilización de sorgo
forrajero, sembrado a partir de fines de septiembre y que se adapta
medianamente a suelos salitrosos, siendo una alternativa
interesante sembrar Grama Rhodes protegida con sorgo o moha para
garantizar una mejor implantación.
Al lograr cubrir el campo con
vegetación, se produce un consumo de agua por transpiración, que
seca el lote y al mismo tiempo lo cubre, disminuyendo el ascenso
de sales por evaporación, evitando así un deterioro mayor del
suelo.
La posibilidad de aplicar este
método no es privativa para campos inundados, de hecho se utiliza
en explotaciones ganaderas, aunque quizás en menor escala,
recuperando cañadas y suelos problemáticas, resultando una
herramienta vital para intensificar la producción en
establecimientos de cría, en los cuales por lo general no ase
realizan mejoramientos forrajeros por problemas de calidad de
suelo, relieve, extensión de potreros, resultando una técnica de
muy bajo costo.
Fuente: U.N.R.C.
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